La raíz de 2014...
...la encontramos en el objetivo trazado y certificado en la Asamblea Nacional el 8 de octubre de 2013. El centro dinámico de la propuesta de la habilitante de "profundizar, acelerar y dar la batalla a fondo por una nueva ética política, una nueva vida republicana y una buena sociedad", en palabras del Presidente.La perpetuación del proyecto, el punto de no-retorno que constituye este último hecho jurídico-legislativo desde la perspectiva de esta tribuna va en absoluta consonancia con lo que fue la promesa electoral del Gobierno de Calle desde sus inicios y contra todo intento desestabilizador: la radicalización democrática del presente político y el necesario saneamiento estructural de la economía son parte de la misma carta de garantías para el desarrollo fluido del Plan de la Patria.
Paralelo a la agenda golpista y al contragolpe, las medidas vía habilitante no cesaron, sino que dentro de su propio ritmo y sin dejar que la velocidad la imprimiera La Salida, en estos días se encuentra cumpliendo los objetivos planteados y que apuntan hacia la línea de flotación que vertebra los elementos favorables dentro de la lógica del proceso económico para llevarlo a una guerra contra nosotros mismos, la económica junto a la política. Seguimos en tiempos de guerra.
Saneamiento estructural de la dinámica interna (y hacia afuera)
La Venezuela que engordó deforme y dependiente en esa variable del capital periférico al servicio de los centros de poder global necesita para sobrevivir de un aparato (en lo público y lo privado) viciado, incompetente; un aparato que sea en sí mismo fuente de ingreso, productor de inestabilidad interna y matriz paralizante.Clave para el análisis: no es una coyuntura ni tampoco un evento especial, es la descomposición del capitalismo rentístico venezolano en su etapa infecciosa final, la fiebre creciente y progresiva. Las bases con las que se conformó la lisiada petroVenezuela del primer tercio del siglo XX hasta su estertor final con la llegada de Chávez a la presidencia en 1998 (y la refundación de la república) habían permanecido operativas.
Para ese momento y en ese específico punto histórico,
las mañas, vicios y prácticas inherentes no impidieron que una nueva
distribución del ingreso y una lógica estatal opuesta a la anterior (una
en la que se pensó en todo el país y no en la exclusión planificada del
siglo anterior) levantaran y volcaran pacíficamente (dentro de lo que
cabe definirlo así) el país de la memoria perseguida (de todas las
memorias) que se opondría a los postrados postradores de la dependencia,
sus únicos beneficiarios, asumiendo el hito de ser gobernados por ellos
y para ellos, por nosotros.
Una vez conquistados elementos clave (el acceso
básico a la alimentación, la salud, la educación, la participación
política e incluso la entrada a una variable del consumo suntuario), una
vez superadas inercias y resistencias, encabalgando las contradicciones
propias (o confrontándolas), llegamos al punto en el que el seguir
avanzando obligatoriamente encontraría en el sistema nervioso de la
economía un nuevo, brutal y peligroso obstáculo, puesto que dentro de
esa lógica estructural la especulación, la corrupción y el burocratismo
(trillizas de mierda) pudieran encontrar terreno fértil y esquivar
cualquier voluntad moral sobre el desempeño del Estado (y el sector
privado). El reflejo económico de lo peor que venimos entrañando hasta
ahora.
La organización de la economía venezolana se
encuentra profundamente viciada. En Venezuela nunca existió lo que se
conoce como "capitalismo productivo". Lo que sí hubo fue una violenta
penetración del capitalismo monopólico norteamericano. Ese también
produce bienes y servicios, pero desde su lógica neocolonial
importadora. El carnaval de concesiones del gomecismo abrió la cancha
para las inversiones extranjeras que perfilara las bases de ese Estado
al que aquí se le está dando su necesario punto y final. La Habilitante
de Nicolás Maduro en el avance como hecho histórico de la Revolución
Bolivariana signa la transición del Estado gomecista hacia el Estado
chavista.
La profilaxis o el saneamiento de la economía
venezolana pasa indiscutiblemente por pechar, en un primer momento, las
ganancias del capital extranjero: colocarle límites, ponerlos a pagar
impuestos, arrinconarlos con las leyes habilitantes. Y
también pasa por pechar las ganancias de aquellos que hacen el papel de
colador cuando baja el torbellino de la liquidez: quitarles (a los
ricos y empresarios nacionales) una tajada importante de la jugosa pulpa
que se niega a diluirse en la programación de un Presupuesto Nacional
que aminore su dependencia de la exportación petrolera.
El "caos constructivo" que siempre fue el proceso de la economía venezolana engendró a la clase dominante y clientelar más ignorante, más mediocre y más voraz de toda América Latina. Y es contra esa lógica perpetuable contra la que nos enfrentamos.
La Habilitante de Nicolás Maduro en el avance como hecho histórico de la Revolución Bolivariana signa la transición del Estado gomecista hacia el Estado chavista
Prolongando la línea (re)fundacional del Comandante
No existe divorcio alguno entre lo planteado por el
Coman y el desarrollo actual del proyecto. La constante continuidad, tal
vez menos espectacular dada la condición de irrepetible de una figura
como él en el transcurrir del tiempo histórico, podría restarle visos de
estremecimiento permanente pero no le resta potencia a la actual labor
del presidente Maduro y el Directorio Revolucionario. Por el contrario, y
desde una perspectiva que ataca directamente las prácticas cotidianas,
la épica del Comandante se traslada al actual nosotros y a la conducción
de Nicolás.
Dentro de las bases sólidas del Comandante figura la
construcción de una nueva arquitectura estatal (desprovista de la
burocracia seducida por delincuentes de cuello blanco), una nueva
cultura política y, por primera vez en la historia, una propuesta de
desarrollo económico colectivo. Las condiciones indispensables para el
Plan de la Patria.
El discurso del presidente Maduro el 18 de noviembre
parió 28 leyes habilitantes, pero también engendró una voluntad que
venía perfilando desde que ganamos (en sintonía con las últimas ideas
expresadas por el Comandante), tenacidad de fin de año que se manifestó
en ir a profundidad estratégica y trastocar los sacrosantos privilegios
de los acomodados, estén en la burocracia o en la empresa privada.
Leyes como la referente a las Zonas Económicas
Especiales (reedición de los Distritos Motores de Desarrollo) tocan los
intereses transnacionales y nacionales en cuanto inyecta recursos
técnicos y financieros para una nueva circulación geográfica-territorial
de alimentos y demás bienes y servicios en manos de la gente
organizada.
Se suma a este mismo ataque la Ley Antimonopolios:
impedir la cartelización, el boicot y abrir paso a nuevos canales
productivos del amplio y ancho territorio nacional.
También se le agrega la Reforma al Código Orgánico
Tributario y la nueva Ley de Impuesto Sobre la Renta. Pero más allá del
análisis específico de los instrumentos legales, el momento en el cual
se asume esta ofensiva agudiza el contexto político: cuestionar la
sensación de confort de los sectores A y B, problematizar los subsidios
que se diseminan en asuntos suntuarios, ampliar y territorializar el
espectro económico, incluirnos en nuevos esquemas internacionales de
inversión: alejarnos progresivamente de las macroinversiones gringas (o
transnacionales, valga la redundancia) estafadoras y rearticularnos en
la multipolaridad que hoy proponen los BRICS.
Meterse con los coroticos del pesebre
No hay acto político en la Venezuela Bolivariana que no tenga, obligatoriamente, un acto reflejo, una reacción en el sentido estrictamente político por parte del minusválido 1% dizque nacional. De las habilitantes del Comandante salió el golpe de Estado de aquel abril, el paro petrolero, la desestabilización permanente y la habitual respuesta antipolítica.No hay forma de pensar que en esta oportunidad vaya a ser muy diferente, y que además ahora no implique a mayor número de afectados en la minoría nacional realmente existente: la casta de gestores y revendedores que han pervivido en el tiempo gracias a la acumulación delictiva de capital amparada por un Estado diseñado, justamente, para complementarse.
Las leyes habilitantes, quiérase o no, son, en la
historia contemporánea de Venezuela, declaraciones de guerra. Anuncian
las ofensivas y las campañas en el ámbito económico y espiritual,
pervierten y vaticinan la reconfiguración del orden político (y moral)
establecido. Incrementan la intensidad del desespero y la hora loca de
gerentes, propietarios y la casta de cuadros medios que se invisibilizan
en la administración pública y privada.
Que el aparato estatal venezolano ahora lo confronte
el mismo Gobierno cortándole las malhadadas alas al avión del
fachocriollaje no deja de ser el propio politraumatismo interno en las
fuentes esenciales que hacen a esa casta ser lo que han sido y lo que hasta ahora son. Pero que más nunca serán.
La batalla ahora es contra las costumbres
retardatarias de la que todos entrañamos una porción irremediable. Y es
cierto, el petróleo determina nuestra vida social, política, cultural y
económica, por tanto, la exigencia de subir los impuestos y las regalías
de aquel año 2002 se mantuvo por arriba: la reacción fachopetrolera fue
directa hacia él y estuvimos en la calle el 13A para traerlo de vuelta.
Estas leyes habilitantes encarnan una intención
política mucho más profunda, más acentuada en la cotidianidad y por ende
en la guerra, en los factores, circuitos, narrativas, tramas y éticas
sobre las cuales se construye un país petrolero que se integró, con
alguna tardanza típica venezolana, a la incertidumbre global: la
descomposición turbocapitalista glocalizada.
El cielo encapotado anuncia tempestad. Preparémonos
contra lo que suministrará la reacción y el idiotismo útil (veladamente
servil) que ahora también proviene por la envejecida e infantilizada
sección aquella de la izquierda.
Nada del esfuezo habilitante tiene sentido sin
nosotros. Sigamos avanzando juntos, no hay otra forma de expulsar de
nuestro organismo la lógica rentista, no hay otra forma de dar el salto
definitivo para consolidar el nuevo ciclo histórico: la irreversibilidad
del proceso revolucionario, hoy bajo la dirección de Maduro.
Dediquémosle esta parte del proceso a quienes la
muerte nos ha secuestrado y que aquí también, en esta hora, están con
nosotros y perviven en lo que estamos haciendo. Y en tanto que nos queda
aún por hacer.
Contra la muerte vamos.
!CHÁVEZ VIVE!
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