jueves, 20 de noviembre de 2014

Las leyes habilitantes (análisis especial)

Por la vía legislativa el Presidente de la República (Bolivariana) da una vuelta a las estructuras por dentro, en sus arterias–  que debe consolidar la nueva radicalidad democrática, perfilando jurídicamente la contraofensiva económica que, dependiendo del caso, cierra o ilumina los puntos ciegos de lo que malquebien podríamos llamar el aparato económico venezolano.


La raíz de 2014...

...la encontramos en el objetivo trazado y certificado en la Asamblea Nacional el 8 de octubre de 2013. El centro dinámico de la propuesta de la habilitante de "profundizar, acelerar y dar la batalla a fondo por una nueva ética política, una nueva vida republicana y una buena sociedad", en palabras del Presidente.

La perpetuación del proyecto, el punto de no-retorno que constituye este último hecho jurídico-legislativo desde la perspectiva de esta tribuna va en absoluta consonancia con lo que fue la promesa electoral del Gobierno de Calle desde sus inicios y contra todo intento desestabilizador: la radicalización democrática del presente político y el necesario saneamiento estructural de la economía son parte de la misma carta de garantías para el desarrollo fluido del Plan de la Patria.

Paralelo a la agenda golpista y al contragolpe, las medidas vía habilitante no cesaron, sino que dentro de su propio ritmo y sin dejar que la velocidad la imprimiera La Salida, en estos días se encuentra cumpliendo los objetivos planteados y que apuntan hacia la línea de flotación que vertebra los elementos favorables dentro de la lógica del proceso económico para llevarlo a una guerra contra nosotros mismos, la económica junto a la política. Seguimos en tiempos de guerra.


Saneamiento estructural de la dinámica interna (y hacia afuera)

La Venezuela que engordó deforme y dependiente en esa variable del capital periférico al servicio de los centros de poder global necesita para sobrevivir de un aparato (en lo público y lo privado) viciado, incompetente; un aparato que sea en sí mismo fuente de ingreso, productor de inestabilidad interna y matriz paralizante.

 Clave para el análisis: no es una coyuntura ni tampoco un evento especial, es la descomposición del capitalismo rentístico venezolano en su etapa infecciosa final, la fiebre creciente y progresiva. Las bases con las que se conformó la lisiada petroVenezuela del primer tercio del siglo XX hasta su estertor final con la llegada de Chávez a la presidencia en 1998 (y la refundación de la república) habían permanecido operativas.

Para ese momento y en ese específico punto histórico, las mañas, vicios y prácticas inherentes no impidieron que una nueva distribución del ingreso y una lógica estatal opuesta a la anterior (una en la que se pensó en todo el país y no en la exclusión planificada del siglo anterior) levantaran y volcaran pacíficamente (dentro de lo que cabe definirlo así) el país de la memoria perseguida (de todas las memorias) que se opondría a los postrados postradores de la dependencia, sus únicos beneficiarios, asumiendo el hito de ser gobernados por ellos y para ellos, por nosotros.

Una vez conquistados elementos clave (el acceso básico a la alimentación, la salud, la educación, la participación política e incluso la entrada a una variable del consumo suntuario), una vez superadas inercias y resistencias, encabalgando las contradicciones propias (o confrontándolas), llegamos al punto en el que el seguir avanzando obligatoriamente encontraría en el sistema nervioso de la economía un nuevo, brutal y peligroso obstáculo, puesto que dentro de esa lógica estructural la especulación, la corrupción y el burocratismo (trillizas de mierda) pudieran encontrar terreno fértil y esquivar cualquier voluntad moral sobre el desempeño del Estado (y el sector privado). El reflejo económico de lo peor que venimos entrañando hasta ahora.

La organización de la economía venezolana se encuentra profundamente viciada. En Venezuela nunca existió lo que se conoce como "capitalismo productivo". Lo que sí hubo fue una violenta penetración del capitalismo monopólico norteamericano. Ese también produce bienes y servicios, pero desde su lógica neocolonial importadora. El carnaval de concesiones del gomecismo abrió la cancha para las inversiones extranjeras que perfilara las bases de ese Estado al que aquí se le está dando su necesario punto y final. La Habilitante de Nicolás Maduro en el avance como hecho histórico de la Revolución Bolivariana signa la transición del Estado gomecista hacia el Estado chavista.

La profilaxis o el saneamiento de la economía venezolana pasa indiscutiblemente por pechar, en un primer momento, las ganancias del capital extranjero: colocarle límites, ponerlos a pagar impuestos, arrinconarlos con las leyes habilitantes. Y también pasa por pechar las ganancias de aquellos que hacen el papel de colador cuando baja el torbellino de la liquidez: quitarles (a los ricos y empresarios nacionales) una tajada importante de la jugosa pulpa que se niega a diluirse en la programación de un Presupuesto Nacional que aminore su dependencia de la exportación petrolera.

Lo dicho hace un año a propósito del lanzamiento de la propuesta Habilitante de Nicolás en agosto: "La corrupción en la Quinta república viene de la Cuarta. Esto es una verdad indiscutible. Pero decir que es la Cuarta, que obedece únicamente a factores de la Cuarta y es herencia pura y dura la única culpable–  es una aseveración absolutamente infantil. No fue una mera transferencia. La Quinta sostuvo y tradujo a su manera prácticas estructurales y una cultura burocratista que no se modificó sino que se consolidó hasta hacerse incompatible con el momento histórico. Es una de las fibras hondas que la misma profundización revolucionaria ahora toca y remueve".

El "caos constructivo" que siempre fue el proceso de la economía venezolana engendró a la clase dominante y clientelar más ignorante, más mediocre y más voraz de toda América Latina. Y es contra esa lógica perpetuable contra la que nos enfrentamos.
La Habilitante de Nicolás Maduro en el avance como hecho histórico de la Revolución Bolivariana signa la transición del Estado gomecista hacia el Estado chavista

Prolongando la línea (re)fundacional del Comandante

No existe divorcio alguno entre lo planteado por el Coman y el desarrollo actual del proyecto. La constante continuidad, tal vez menos espectacular dada la condición de irrepetible de una figura como él en el transcurrir del tiempo histórico, podría restarle visos de estremecimiento permanente pero no le resta potencia a la actual labor del presidente Maduro y el Directorio Revolucionario. Por el contrario, y desde una perspectiva que ataca directamente las prácticas cotidianas, la épica del Comandante se traslada al actual nosotros y a la conducción de Nicolás.

Dentro de las bases sólidas del Comandante figura la construcción de una nueva arquitectura estatal (desprovista de la burocracia seducida por delincuentes de cuello blanco), una nueva cultura política y, por primera vez en la historia, una propuesta de desarrollo económico colectivo. Las condiciones indispensables para el Plan de la Patria.

El discurso del presidente Maduro el 18 de noviembre parió 28 leyes habilitantes, pero también engendró una voluntad que venía perfilando desde que ganamos (en sintonía con las últimas ideas expresadas por el Comandante), tenacidad de fin de año que se manifestó en ir a profundidad estratégica y trastocar los sacrosantos privilegios de los acomodados, estén en la burocracia o en la empresa privada.

Leyes como la referente a las Zonas Económicas Especiales (reedición de los Distritos Motores de Desarrollo) tocan los intereses transnacionales y nacionales en cuanto inyecta recursos técnicos y financieros para una nueva circulación geográfica-territorial de alimentos y demás bienes y servicios en manos de la gente organizada.

Se suma a este mismo ataque la Ley Antimonopolios: impedir la cartelización, el boicot y abrir paso a nuevos canales productivos del amplio y ancho territorio nacional.

También se le agrega la Reforma al Código Orgánico Tributario y la nueva Ley de Impuesto Sobre la Renta. Pero más allá del análisis específico de los instrumentos legales, el momento en el cual se asume esta ofensiva agudiza el contexto político: cuestionar la sensación de confort de los sectores A y B, problematizar los subsidios que se diseminan en asuntos suntuarios, ampliar y territorializar el espectro económico, incluirnos en nuevos esquemas internacionales de inversión: alejarnos progresivamente de las macroinversiones gringas (o transnacionales, valga la redundancia) estafadoras y rearticularnos en la multipolaridad que hoy proponen los BRICS.

Meterse con los coroticos del pesebre

No hay acto político en la Venezuela Bolivariana que no tenga, obligatoriamente, un acto reflejo, una reacción en el sentido estrictamente político por parte del minusválido 1% dizque nacional. De las habilitantes del Comandante salió el golpe de Estado de aquel abril, el paro petrolero, la desestabilización permanente y la habitual respuesta antipolítica.

No hay forma de pensar que en esta oportunidad vaya a ser muy diferente, y que además ahora no implique a mayor número de afectados en la minoría nacional realmente existente: la casta de gestores y revendedores que han pervivido en el tiempo gracias a la acumulación delictiva de capital amparada por un Estado diseñado, justamente, para complementarse.

Las leyes habilitantes, quiérase o no, son, en la historia contemporánea de Venezuela, declaraciones de guerra. Anuncian las ofensivas y las campañas en el ámbito económico y espiritual, pervierten y vaticinan la reconfiguración del orden político (y moral) establecido. Incrementan la intensidad del desespero y la hora loca de gerentes, propietarios y la casta de cuadros medios que se invisibilizan en la administración pública y privada.

Que el aparato estatal venezolano ahora lo confronte el mismo Gobierno cortándole las malhadadas alas al avión del fachocriollaje no deja de ser el propio politraumatismo interno en las fuentes esenciales que hacen a esa casta ser lo que han sido y lo que hasta ahora son. Pero que más nunca serán.

La batalla ahora es contra las costumbres retardatarias de la que todos entrañamos una porción irremediable. Y es cierto, el petróleo determina nuestra vida social, política, cultural y económica, por tanto, la exigencia de subir los impuestos y las regalías de aquel año 2002 se mantuvo por arriba: la reacción fachopetrolera fue directa hacia él y estuvimos en la calle el 13A para traerlo de vuelta.

Estas leyes habilitantes encarnan una intención política mucho más profunda, más acentuada en la cotidianidad y por ende en la guerra, en los factores, circuitos, narrativas, tramas y éticas sobre las cuales se construye un país petrolero que se integró, con alguna tardanza típica venezolana, a la incertidumbre global: la descomposición turbocapitalista glocalizada.

El cielo encapotado anuncia tempestad. Preparémonos contra lo que suministrará la reacción y el idiotismo útil (veladamente servil) que ahora también proviene por la envejecida e infantilizada sección aquella de la izquierda.

Nada del esfuezo habilitante tiene sentido sin nosotros. Sigamos avanzando juntos, no hay otra forma de expulsar de nuestro organismo la lógica rentista, no hay otra forma de dar el salto definitivo para consolidar el nuevo ciclo histórico: la irreversibilidad del proceso revolucionario, hoy bajo la dirección de Maduro.
Dediquémosle esta parte del proceso a quienes la muerte nos ha secuestrado y que aquí también, en esta hora, están con nosotros y perviven en lo que estamos haciendo. Y en tanto que nos queda aún por hacer.
Contra la muerte vamos.

!CHÁVEZ VIVE! 

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