La familia Mendoza se salvó de vainita durante el siglo XIX. Por poco los agarra la revolución bovera. Se dice que luego de pirar de Caracas, terminaron en Trinidad y regresaron a Venezuela a los pocos años.
El aporte de la familia Mendoza a la economía venezolana consistió en fabricar cerveza, refresco (aunque la concesión de la Pepsi la tiene su amigo Cisneros), jabones y traerse toda la chatarra gringa de la postguerra para mecanizar el agro venezolano. Las concesiones para operar los molinos extranjeros también son obra de la genialidad bioética de la familia.
Contra ustedes, principalmente, va la Ley Antimonopolio firmada hace
pocos días por el Presidente Maduro. Ya los veremos llorando y
criticando que no le dejan comprar fábricas improductivas para importar y
luego inyectar los dólares al mercado negro.
Un Monopolio se construye a punta de coñazo, fraude, mentiras, extorsiones, asesinatos, seduciendo funcionarios, en fin, delincuencia burguesa organizada y legitimada.
Busque la Guerra de las colas y verá como Cisneros y Mendoza se convierten en hampones de cuello blanco. Cisneros poseía la mayoría accionaria de la Liquid Carbonic (empresa gringa instalada en el país responsable de la producción de los gases necesarios para hacer el veneno refrescante y del proceso embotellador) y con ese jugoso poder comenzó a negociar con la Coca-Cola en secreto para quitarle el mercado a la Pepsi.
Intentó extorsionar a la Pepsi con el contrato fraudulento, pero la transnacional jamás pensó que se atrevería. Al día siguiente la Coca-Cola estaba a mitad de precio y se traficaba con los camiones de la Pepsi. Botaron todo el inventario de la Pepsi al río más cercano, endulzaron un poquito más la mezcla, la embotellaron y la sacaron como si fuera Coca-Cola de verdad. Con esa tranza hamponil Cisneros se garantizaba ser el primer exportador de Coca-Cola en América Latina.
Durante meses fue cotidiana la volteadera de camiones, el secuestro de los transportistas, la quemadera de vallas publicitarias, la escoñete de frenos, el asedio de galpones y mercados. Guerra venenosa.
Estas son las prácticas económicas que “modernizaron la Nación Venezolana”
¿Con qué moral pueden hablar Cisneros y Mendoza sobre economía productiva a estas alturas de la coñaza? Son unos bichos, unos ladrones, unos impostores, vulgares delincuentes en traje de seda.
¡Viva Chávez!
https://www.youtube.com/watch?v=KpdsyKy3mAU
Un Monopolio se construye a punta de coñazo, fraude, mentiras, extorsiones, asesinatos, seduciendo funcionarios, en fin, delincuencia burguesa organizada y legitimada.
Busque la Guerra de las colas y verá como Cisneros y Mendoza se convierten en hampones de cuello blanco. Cisneros poseía la mayoría accionaria de la Liquid Carbonic (empresa gringa instalada en el país responsable de la producción de los gases necesarios para hacer el veneno refrescante y del proceso embotellador) y con ese jugoso poder comenzó a negociar con la Coca-Cola en secreto para quitarle el mercado a la Pepsi.
Intentó extorsionar a la Pepsi con el contrato fraudulento, pero la transnacional jamás pensó que se atrevería. Al día siguiente la Coca-Cola estaba a mitad de precio y se traficaba con los camiones de la Pepsi. Botaron todo el inventario de la Pepsi al río más cercano, endulzaron un poquito más la mezcla, la embotellaron y la sacaron como si fuera Coca-Cola de verdad. Con esa tranza hamponil Cisneros se garantizaba ser el primer exportador de Coca-Cola en América Latina.
Durante meses fue cotidiana la volteadera de camiones, el secuestro de los transportistas, la quemadera de vallas publicitarias, la escoñete de frenos, el asedio de galpones y mercados. Guerra venenosa.
Estas son las prácticas económicas que “modernizaron la Nación Venezolana”
¿Con qué moral pueden hablar Cisneros y Mendoza sobre economía productiva a estas alturas de la coñaza? Son unos bichos, unos ladrones, unos impostores, vulgares delincuentes en traje de seda.
¡Viva Chávez!
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