Ayer en el diálogo quedó claro la política de los empresarios y sus marionetas: la meta es construir la patria de anaquel y, en consecuencia, seguir desarrollando las capacidades del ciudadano quejón que no se cuestiona nunca su realidad; de esta forma la esencia, lo profundo del hecho político radicará en la gestión, en si tienes la posibilidad (como Estado) de colocar el papel tualé, aceite, harinas y demás productos elaborados por los honestos empresarios en los anaqueles; entonces, para que la vaina funcione es mejor que los ricos gobernemos.
La trampa está elaborada, pensada y planificada: el Comandante hizo justicia y repartió el petróleo que estos tipos se habían robado desde siempre, pero la despolitización financiada y el escoñetamiento cultural, político e ideológico durante 500 años tiene efectos que, pensado desde la democracia burguesa (como siempre ha sido), pueden voltear los objetivos mismos del proceso: obviamente, el escuálido del barrio (por más desclasado y alienado que esté) no va a ser una guarimba, ni a quemar basura, ni a colocar guayas, nada de eso: sus hijos juegan en la cancha recuperada por el Consejo Comunal, cuando hay ferias del pescado o mercales se llega pa´ rescatar y los eventos culturales se los vacila también: la democracia, el dígito, la legitimidad y toda ese invento permite darle coherencia a las fundiciones socializadas de la gente: ese pobre escuálido va a votar en contra, o capaz ni vote, su desclase lo llevará a elegir lo que las transnacionales (a través de Facebook, Twitter, etc.) lo obligan a mirar como lo bello y más de pinga: he aquí la importancia de la Comuna como espacio para construir la alegría y la vida en colectivo: esa misma que nos roba cotidianamente la mercancía haciéndonos sus esclavos en el marasmo perenne de la competencia entre hermanos.
!COMUNA O NADA!
!VIVA CHÁVEZ!
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