lunes, 5 de agosto de 2013

La arquitectura de la desestabilización



Desde hace 14 años, en Venezuela, se ha instaurado un  proceso político y económico alternativo de inclusión social que ha desafiado los parámetros establecidos, por los centros de poder imperial, para la continuidad del capitalismo depredador.

La revolución bolivariana ha significado en muchos sentidos el despegue de la amarga noche neoliberal, pero por sobre todas las cosas, en el ámbito internacional, ha generado la posibilidad de reagrupamiento y la revalorización de las naciones portadoras de las diferentes fuentes de energía que mueven al mundo. Con la revolución bolivariana la OPEP, que estaba en vías de extinción, resucit{O y con ella la accesibilidad a mayores ingresos por renta internacional para los países productores.

Desde Venezuela se articuló un proceso de entendimiento con los países del mundo y fundamentalmente de la región desde los conceptos “multicentrico” y “pluripolar” que trascienden los acuerdos meramente económicos para afrontar la crisis internacional del capitalismo, posicionando una relación contrahegemónica a las alternativas neocolonialistas contemporáneas como el ALCA y los TLC.

Chávez y la revolución bolivariana volvieron a poner sobre el escenario internacional, luego del fracaso de la experiencia socialista soviética en el siglo XX, la contradicción Capitalismo–Socialismo, con una visión renovada, dialécticamente fortalecida desde la experiencia de los pueblos oprimidos poseedores de las riquezas naturales. La estrategia de “complementariedad” impulsada desde la política exterior del gobierno del presidente Chávez, con sus respectivos acuerdos económicos, políticos y sociales, abrió la oportunidad para que los gobiernos con menores capacidades industriales o energéticas, pudieran afrontar la crisis internacional, con el menor impacto negativo posible sobre la dignidad de sus pueblos.

Esta realidad bolivariana, con el correr de los años se ha vuelto una referencia peligrosa para los centros de poder tradicionales, generando un paradigma irreconciliable con el desarrollo estratégico del capitalismo neoliberal y su proceso de concentración de riquezas y acumulación de capital.

Desde los inicios del proceso revolucionario la derecha trató de abortar su continuidad en el gobierno. Militó fervorosamente contra la aprobación de la constitución de 1999. A dos años de gobierno protagonizó un golpe de estado con apoyo extranjero y organizó un golpe económico mediante la paralización de la producción en la empresa petrolera PDVSA. En el 2004 organizó un referendo revocatorio contra el presidente Hugo Rafael Chávez Frías y para las elecciones del 2005 se retiran de las mismas tratando de provocar una crisis institucional.
Muchos de estos acontecimientos tuvieron una cuota de sangre popular, pero hubo intentos temerarios para derrocar a la revolución que por una efectiva labor de inteligencia pudieron abortarse, evitando un genocidio.  Entre ellos podemos citar los acontecimientos en torno a la quinta “Daktari” en el año 2004. Hecho que no podemos dejar de recordar, dadas las características del plan que viene denunciando el político y periodista José Vicente Rangel en contra del gobierno revolucionario y de la persona del presidente Nicolás Maduro.

En el trabajo “La invasión paramilitar, operación Daktari” de los investigadores Luis Britto García y Miguel ángel Pérez Pirella[i] se recogen una serie de evidencias que adquieren plena vigencia a la hora de evaluar las informaciones que arrojan las actuales investigaciones sobre una posible desestabilización en marcha.  Cabe recordar que a este episodio se llega después del Golpe Fascista y del Paro Petrolero y en el marco investigativo aparecen dos figuras  que cobran vigencia en la actualidad. Los aviones F16 y los paramilitares colombianos.

En aquella oportunidad, como se recoge en el trabajo mencionado, en una reunión de los conspiradores, se le pregunta a un oficial de la Guardia Nacional ¿por qué traer paramilitares? Y un comandante de la Guardia Nacional, teniente coronel, respondió que «había que usar paramilitares colombianos porque, primero, no eran venezolanos, y segundo, esos no iban a mirar para atrás para disparar, no iban a tener ningún remordimiento de conciencia y a ellos lo que les interesaba era cobrar, así que era más eficiente usarlos que usar tropas venezolanas que iban a tener problemas de conciencia, que no iban a querer atacar a sus compañeros».

En cuanto a los aviones F16 [ii] cabe mencionar que estos son los aviones que operaban muchos de los oficiales de aviación en la “Cuarta República” que hoy están en el exterior y que son los que operan los países ligados a las operaciones desestabilizadoras planeadas desde Estados Unidos, y que, como también se menciona en el libro que recomendamos, se habrían intentado utilizar para asesinar al presidente Chávez cuando se realizara un Aló Presidente y cuando se concretara la operación Daktari. (anexo página 89 del citado libro).

Desde 1999 el proceso bolivariano tuvo que enfrentar distintos acontecimientos desestabilizadores y provocaciones de todo tipo, pero el momento de mayor fragilidad devino con el fallecimiento del comandante presidente Hugo Chávez Frías, nunca antes como ahora los enemigos de la revolución  se han sentido tan confiados en poder terminar con nuestro proceso de cambio y están dispuestos a todo.

Como hemos podido apreciar en estos últimos meses la situación nacional e internacional ha tomado ribetes significativos en el marco de la acción desestabilizadora de la derecha. Los intentos de descalificación a la investidura presidencial del compañero Nicolás Maduro y a las instituciones del estado han generado una serie de desencuentros fundamentalmente con gobiernos que participan de acuerdos como la UNASUR y CELAC y que también forman parte del agrupamiento que lidera Estados Unidos para ganar influencia en la región. Influencia perdida a manos del comandante Chávez en aquella jornada memorable de Mar del Plata, Argentina, cuando el ALCA quedo enterrado y que al parecer el imperialismo quiere resucitar a como dé lugar.

¿Cómo se enmarca todo esto en la filosofía hemisférica de Estados Unidos?

El imperialismo, como siempre, se ha plegado al argumento subversivo de la derecha venezolana, con declaraciones  provocativas e irresponsable de manos de las voceras Roberta Jacobson y últimamente Samantha Power[iii] apuntalando ala derecha venezolana que ha acudido una vez más a EE.UU para desarrollar sus planes en una mancomunión ideológica y política funcional. Esta unión goza de un lugar privilegiado para la ejecución de los planes del Comando Sur de los EUA, que ve como “socios” a los genuflexos opositores venezolanos

La “Misión del Comando Sures entre otras cosas:

“Realizar operaciones militares y promover la cooperación de seguridad para lograr los objetivos estratégicos de Estados Unidos”. La “Visión 2016”, “organización inter-agencial conjunta y líder que procura asegurar la seguridad, fomentar la estabilidad y facilitar la prosperidad en las Américas”, desde su criterio colonialista y en el marco para el futuro, caracteriza “La definición oficial de la estrategia del Departamento de Defensa es “una idea o un conjunto de ideas prudentes para emplear los instrumentos del poder nacional en forma sincronizada e integrada, con el fin de alcanzar los objetivos del teatro de operaciones, nacionales y / o multinacionales”.

Para “CUMPLIR LA PROMESA: 2016” plantea: Debemos trabajar juntos, como socios, para hacer realidad la “promesa” de prosperidad futura de nuestro hemisferio compartido. El éxito en el año 2016 depende de la creación de un ambiente de seguridad hemisférica que nos incluya y nos beneficie a todos.  En el caso particular de Colombia, según consta en el “Acuerdo complementario para la Cooperación y Asistencia Técnica en Defensa y Seguridad entre los Gobiernos de la República de Colombia y de los Estados Unidos de América”  del 03/11/2009, ser “socios” significa generar las facilidades operacionales para el despliegue de esta estrategia continental,y se materializa de la siguiente manera.

Artículo IV
Acceso, uso y propiedad de las instalaciones y ubicaciones convenidas

1.       El Gobierno de Colombia, de conformidad con su legislación interna, cooperará con los Estados Unidos, para llevar a cabo actividadesmutuamente acordadas en el marco del presente Acuerdo y continuará permitiendo el acceso y uso a las instalaciones de la Base Aérea Germán Olano Moreno, Palanquero; la Base Aérea Alberto Pawells Rodríguez, Malambo; el Fuerte Militar de Tolemaida, Nilo; el Fuerte Militar Larandia, Florencia; la Base Aérea Capitán Luis Fernando Gómez Niño, Apíay; la Base Naval ARC Bolívar en Cartagena; y la Base Naval ARC Málaga en Bahía Málaga; y permitiendo el acceso y uso de las demás instalaciones y ubicaciones en que convengan las Partes o sus Partes Operativas.  Para tal fin, las Partes Operativas establecerán un mecanismo de coordinación para autorizar el número y categoría de las personas (personal de los Estados Unidos, contratistas de los Estados Unidos, empleados de los contratistas de los Estados Unidos y observadores aéreos) y el tipo y la cantidad de equipos que no excederá la capacidad de las instalaciones y ubicaciones convenidas.

2.       Si bien se ha discutido mucho sobre la tal presencia norteamericana en Colombia y sus planes reales, lo concreto es que el acuerdo existe, la identificación estratégica del gobierno colombiano con las políticas de EUA es apreciable y la instalación tecnológica permitida por el mismo al Comando Sur, también consta en el acuerdo citado y constituye una base material para que las denuncias que están en proceso de investigación tengan asidero.

“Para poner en práctica las disposiciones de los numerales 1, 2, 3 y 4 del presente artículo, las Partes, a través de sus Partes Operativas, tienen la intención de suscribir uno o más acuerdos de implementación en los cuales se establecerán los protocolos de seguridad y los términos y condiciones para el acceso a dichas instalaciones y ubicaciones, así como a los edificios, las estructuras inamovibles y los montajes construidos por los Estados Unidos para su uso”.

Es por ello, que ante tanta impunidad y ante la gravedad de las investigaciones en curso, el gobierno bolivariano deba tomar medidas de resguardo preventivas, como lo ha manifestado el presidente Nicolás Maduro al anunciar el despliegue en todo el país del sistema antiaéreo más poderoso del mundo[iv]. 
Algunos escépticos, pierden la dimensión política de las evidencias ante la magnitud de los hechos y piensan que nada va a ocurrir, pero desde adentro y desde fuera del país, hay quienes trabajan denodadamente para que este proceso se acabe…. “Bajo el lema “Que se vayan todos”,  el periodista Leocenis García junto a otros venezolanos han venido promoviendo una gira nacional llamando al pueblo a activar el poder Constituyente. “En un mes empezamos la recolección, viene un cambio desde abajo hacia arriba, con el pueblo, con los partidos, con los independientes, con los estudiantes, con los campesinos, con todos” dijo.

Asimismo, agregó que “basados en los artículos 347, 348 y 349 de la Constitución se puede convocar con el 15 % del Registro Electoral Permanente, unas 2 millones 800 mil firmas, una Asamblea Nacional Constituyente que puede transformar el Estado, es decir, destituir a todas las actuales autoridades, y devolver la Constitución a su origen aprobado en Referéndum en 1999, lo cual elimina la enmienda y reelección indefinida metida por el Gobierno en su momento” [v]. ¿Cómo se articulan  estas acciones que se vienen llevando a cabo desde la oposición con el accionar del Departamento de Estado norteamericano? Wikileaks, el sitio que difundió millones de telegramas internos del Departamento de Estado, nos ilustra de como el ex embajador estadounidense en Venezuela, William Brownfield, reveló cómo su país alimentó la oposición a Hugo Chávez con ideas y millones.  El telegrama, enviado desde la embajada de EE.UU. en Caracas en noviembre de 2006, detalla cómo docenas de organizaciones no gubernamentales recibían financiamiento del gobierno norteamericano por intermedio de la USAID y de la Oficina de Iniciativas de Transición (Office of TransitionInitiatives –OTI–). Este operativo incluyó a “más de 300 organizaciones de la sociedad civil venezolana”, que iban desde defensores de los discapacitados hasta programas educativos.

En apariencia, esos programas tenían objetivos humanitarios, pero el propio embajador Brownfield detalló los objetivos reales de esas inversiones: “La infiltración en la base política de Chávez… la división del chavismo… la protección de los intereses vitales de EE.UU… y el aislamiento internacional de Chávez”, agregando que el “objetivo estratégico” de desarrollar “organizaciones de la sociedad civil alineadas con la oposición representa la mayor parte del trabajo de USAID/OTI en Venezuela”.

Todas estas evidencias y muchas más, que irán surgiendo en el tránsito a las elecciones de diciembre de 2013, habrá que tenerlas en cuenta pues forman parte de la arquitectura del plan de desestabilización que operan los enemigos de la revolución, por eso nada más claro y evidente que las palabras que pronunciara uno de los líderes más activos de la conspiración en la patria de Bolívar, Leopoldo López: “No estamos para esperar 6 años a que se dé un cambio en Venezuela”

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