jueves, 3 de abril de 2014

El terrorismo es la segunda fase del “golpe suave” contra todo el pueblo.

Nos preguntamos ¿hasta dónde son capaces estos grupos terroristas? Porque los grandes medios de prensa, han multiplicado tanta mentiras contra la sociedad venezolana, porque esta ultraderecha enferma de odio ha financiado a grupos paramilitares, sicarios, porque sus universidades privadas han entrenado a jóvenes para la violencia en las denominadas marchas pacificas que solo fueron el telón de una guerra genocida contra todos los ciudadanos, porque la mayoría de la clase media fue presa en las barricadas, en sus colegios, en los supermercados, con las calles con aceite, los francotiradores y los alambres (guayas de la muerte). 

Hoy al hablar de fascismo  nos remontamos a los modelos nazi –fascistas de la Segunda Guerra Mundial, a las acciones racistas y el exterminio étnico en los antiguos Balcanes.  Ni en las dictaduras como la de Pinochet en Chile donde se asesinó a miles de chilenos, se destruyeron miles de árboles, se quemaron Universidades, se colocaron guayas en las calles, para asesinar motorizados, hasta posibles niños en bicicleta. Estos hechos son parte de una estrategia foránea, porque se basa en los libretos de los denominados “golpes suaves”, donde se crea una falsa resistencia cívica ya que en el caso venezolano el apoyo a estos métodos no alcanza el 20%, todas las encuestas muestra un rechazo de más del 80%, a la violencia, a las barricadas y a la imposibilidad de su tránsito libre, tal como lo contempla la Constitución de Venezuela.

El otro elemento que han manejado estos grupos de ultraderecha es el odio a los sectores populares, a los cual solo convoca cuando hay elecciones. Consideran a los dirigentes populares o chavistas, como ignorantes, brutos, pata en el suelo, "tierrudos".  Este sector dirigido por familias de la burguesía, como son Henrique Capriles, Leopoldo López y María Corina Machado Zuluoga y muchos de sus alcaldes hoy en rebeldía y detenidos, por incumplimiento de sus funciones, ha creado un desprecio hacia el pueblo, realizando un trabajo de alienación con las urbanizaciones (zonas) de clase media, muchos de sus habitantes de origen mestizo criollo, de familias humildes, pero que subestiman a los sectores populares.  Este fenómeno de arribismo les ha llevado a perder su visión de venezolanidad, para mirar a EEUU, pero además para albergar odio. Tal como lo manifestara el gran humanista Víctor Hugo, “Cuanto más pequeño es el corazón, más odio alberga”.

Hoy estos sectores de la ultraderecha han pasado a la nueva fase de su “golpe suave”: a las acciones terroristas para tratar de crear la inestabilidad de la sociedad venezolana. La continuidad de esta estrategia ha sido posible con la contratación de paramilitares, sicarios, marginales, hasta lumpen, que cobran por semana en algunas modalidades. Hay tarifas para quemas, es decir que un supermercado, una Universidad, un transporte colectivo, etc., tienen un valor. Esta metodología del terror, fue usada en Libia, en Siria y Ucrania, para crear un desgaste del gobierno, para intentar crear un callejón sin salida, para traer una intervención extranjera.

La modalidad de la desinformación es confundir a la sociedad, ya que han tratado de adjudicar las barricadas y las quemas, a los colectivos bolivarianos, como lo hicieron en el 2004 con los círculos bolivarianos, sectores del pueblo organizado que han mantenido la calma y no han caído en las provocaciones de estos terroristas.  Pero nadie de la derecha ha condenado a los verdaderos violentos, muchos de ellos olvidan el golpe de abril del 2002 y el paro petrolero. Esos son los mismos que han mantenido la violencia por 15 años, Capriles, López, Machado, Ledesma, que han recibido millones de dólares para tumbar el gobierno del presidente y comandante eterno Hugo Chávez, y que ahora llevan la guerra contra la presidencia de Nicolás Maduro, al que en otras cosas acusan de “obrerito” e “ignorante”, como parte de su estrategia racista y antipopular.

Pero no hay más ignorante que esta derecha, que ahora sin líderes por las reyertas internas, con Capriles abucheado por sus propios adeptos que lo acusan de perdedor e incapaz, y López que ha sido el principal instigador de las acciones irresponsables de violencia en la cárcel. Esta derecha no tiene respuesta a las propuestas de paz y dialogo ofrecidas por Maduro y el gobierno bolivariano, no valoran las mesas de trabajo sobre economía y seguridad, no tienen ningún plan de gobierno.

Para estos sectores solo existe un camino, la salida del presidente constitucional de manera ilegal, ya que  por la vía democrática existe la figura del Referéndum revocatorio en la mitad de su periodo constitucional.  Pero esta derecha, es consciente de su incapacidad, de ganar la elección por los votos del pueblo venezolano,  solo  aspiran a una salida golpista y violenta,  no creen en sus propias fuerzas, solo aspiran una acción externa para destruir su propia patria, como lo están haciendo  estos 49 días de violencia terrorista y asesina.

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