Capriles, que retorna a Colombia luego de haberse entrevistado, en viajes anteriores, con el narcoparamilitar Uribe Vélez y con prófugos de la justicia venezolana amparados en ese país, hoy vuelve con su mensaje desestabilizador y subversivo con el auspicio del establecimiento colombiano que lo ha recibido y le ha permitido desarrollar sus ataques a las instituciones venezolanas sin ningún tipo de consideración y respeto hacia nuestro país.
Esta actitud del gobierno de Colombia que enturbia las relaciones diplomáticas y políticas entre los dos países, muestra a las claras que existe un doble discurso de parte de los “pragmáticos gobernantes neogranadinos”, a los que sólo les interesa ver beneficiados sus intereses comerciales y no tienen en cuenta otras circunstancias que vallan más allá de eso.
No se trata como dice la canciller María Ángela Holguín “de mantenernos alejados de la diplomacia de micrófonos que es tan dañina”, se trata del respeto que merece el presidente Nicolás Maduro, elegido por la mayoría de los venezolanos, y el pueblo que lo eligió, pues este señor Capriles ha viajado a Colombia para decir que, a su juicio, Maduro “se robo las elecciones” lo que puede demostrar con las pruebas de irregularidades que se dieron durante el proceso electoral”.
Es preocupante que los asesores del presidente Santos no hayan tenido en cuenta, antes de evaluar las consecuencias de esta reunión, que este personaje está siendo acusado por el gobierno venezolano por los homicidios y atentados ocurridos bajo su responsabilidad los días posteriores al 14 de abril y hayan menospreciado las pruebas que los diputados venezolanos están presentando ante los organismos regionales he internacionales sobre las atrocidades cometidas por las hordas fascistas que comanda Capriles.
También es insólito que no acusen recibo de que Capriles y los suyos, después de solicitar una auditoria de los resultados de las elecciones presidenciales, no se presentaron a la misma, y que ella está siendo desarrollada por el CNE y puede ser constatada de forma pública mediante la página http://www.cne.gov.ve/web/index.php, y en la cual se informa que “Inició formalmente el tercer y último ciclo de verificación ciudadana el cual culminará el sábado 8 de junio. “Se obtuvo un 99,98% de coincidencia entre los datos presentes en los instrumentos electorales”
¿Cómo se entiende entonces, que el presidente Santos, después de haber venido a la posesión del presidente Maduro y de haber reconocido junto con los otros mandatarios extranjeros a Nicolás Maduro como legitimo presidente de los venezolanos, se preste a este juego perverso de la ultraderecha, que también conspira contra Colombia?
Sólo como una claudicación ante las presiones del imperialismo, que preanúncian un incremento en las hostilidades hacia nuestro país de la mano de factores golpistas, con la bendición del gobierno colombiano.
No es un dato menor que Capriles diga en Bogotá “Lo que más le conviene a Colombia es que en Venezuela exista un Gobierno democrático, que quien gobierne no tenga doble discurso” y que llame al desconocimiento de la legitimidad de las instituciones de la república, como tampoco es una casualidad que para el 2 de junio se esté preparando una jornada internacional en protesta por los resultados electorales del 14 de abril.
La consolación y el respaldo multisectorial al gobierno del presidente Maduro y el avance en los procesos judiciales sobre las actividades desestabilizadoras de Leopoldo López, Capriles y demás cómplices, alarma a la derecha venezolana, y esta, en vez de prepararse para afrontara el próximo desafío electoral para las municipales, vuelve a retomar la agenda golpista.
Es muy probable, que en las semanas por venir, tengamos nuevamente actividades desestabilizadoras de calle de la mano de la derecha fascista, pues su objetivo, como se puede comprobar, no es la democracia, es salir definitivamente de la revolución bolivariana. En ese camino nos veremos las caras
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